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Articles by Anne Cetas

Prohibido tocar

Cuando tenía doce años, sentí curiosidad por ver la Biblia que le habían regalado a mi papá cuando se jubiló de la papelera. Venía en una caja especial de cedro con las palabras SANTA BIBLIA, y yo supuse que «santa» significaba prohibido tocar. Aun así, di una mirada para ver qué había adentro. En el centro, tenía una ilustración de Jesús colgado en una cruz, junto con las palabras de Juan 3:16. También tenía una lámina transparente color rojo que cubría la hoja, lo cual supuse que significaba que el Señor Jesús derramó su sangre y murió.

¡Signo de exclamación celestial!

En agosto de 2011, la NASA presentó una compleja imagen tomada por el telescopio Hubble que hizo sonreír a la gente. Muestra dos galaxias que empiezan a colisionar entre sí, y se observa algo parecido a un signo de exclamación de cierre celeste (!). La última estadística que leí dice que hay unas 100.000 millones de galaxias visibles en el universo. Cada una de ellas tiene cientos de miles de millones de estrellas, y siguen descubriéndose más.

Rodeado de oración

Sydnie, la hija de nueve años de mi amiga Melissa, estaba internada en el hospital para que le aplicaran quimioterapia y le hicieran un trasplante de médula ósea, cuando soñé con ella. En mi sueño, la niña estaba con sus padres en una habitación central del hospital. Alrededor del cuarto, había una serie de salones donde los familiares y los amigos estaban orando constantemente por ella durante los períodos de tratamiento.

Recolección de ofrendas

Ed Dobson, pastor de la congregación a la que yo asistía, solía decir que no le gustaba predicar sobre las ofrendas para la iglesia. Como su trabajo anterior exigía que se recolectaran fondos, le desagradaba imponerle a la gente presiones innecesarias. Sin embargo, cuando estaba enseñando 2 Corintios y llegó a los capítulos 8 y 9, no pudo evitar el tema. Lo que más recuerdo de ese mensaje fue la ilustración que utilizó. Puso en el suelo el plato donde se recolectaban las ofrendas, colocó los pies encima y permaneció allí mientras hablaba sobre la importancia de dar todo nuestro ser al Señor, no solo las billeteras.

Búsqueda hecha papilla

A Jaime le diagnosticaron problemas cardíacos, y su esposa Rebeca ya no podía cuidarlo bien a él ni tampoco a sí misma. Entonces, empezaron a buscar un hogar donde vivir y que los atendieran. Una de las primeras preguntas de Rebeca al visitar cada hogar era: «¿Hacen la comida en papilla?». Su preocupación era que Jaime tuviera la clase de alimentos adecuados para su problema de deglución. En varios lugares, le contestaron que no; así que, siguió buscando. Por fin, oyó un «sí» en un hogar de cuidado diario cristiano.

Sin respuesta

Una de mis luchas más grandes es orar y no ver la respuesta. Quizá te identifiques conmigo. Le pides a Dios que rescate a un amigo de una adicción, que le conceda la salvación a un ser amado, que sane a un niño enfermo, que restablezca una relación rota. Uno piensa que todas estas cosas deben ser la voluntad de Dios. Oras durante años… pero no oyes que el Señor te responda ni tampoco ves resultados.

Equivocación

Cuatro personas (un piloto, un profesor, un pastor y un alpinista) volaban en un pequeño avión cuando los motores se detuvieron. El piloto dijo: «Hay solo tres paracaídas. Como este avión es mío, yo voy a usar uno». Se lo puso y saltó. El profesor dijo: «Soy brillante y el mundo me necesita, así que, yo tomo otro paracaídas»; y saltó.

Fuera de mis planes

No esperaba que mi vida fuera así. Quería casarme a los 19 años, tener media docena de hijos y dedicar la vida a ser esposa y madre. Sin embargo, en lugar de eso, salí a trabajar, me casé con más de 40 años y nunca tuve hijos. Durante muchos años, tenía la esperanza de que el Salmo 37:4 fuera para mí una promesa de Dios garantizada: «… él te concederá las peticiones de tu corazón».

Disculparse

Marcos cometió un error. Llegó una hora tarde a un restaurante donde tenía que encontrarse con un amigo de la iglesia. El amigo ya se había ido. Como se sentía mal por el error, compró un cupón de regalo para comer en ese lugar y se detuvo en una librería para buscar una tarjeta que dijera que lamentaba lo sucedido. Entre cientos de tarjetas, se sorprendió al encontrar en un recóndito rincón de la tienda solo unas pocas que decían: «Lamento lo que hice». Compró una y se la dio a su amigo, el cual aceptó la disculpa.

Consejo sobre inversión

«Quiero ayudarlos a invertir sabiamente en su futuro». Esto fue lo que dijo el consultor financiero cuando empezó a hablar sobre invertir fondos en planes de jubilación privados o estatales. Quería que todos sus oyentes siguieran colocando dinero en el mercado financiero durante los vaivenes de la economía, porque, históricamente, al final daría importantes ganancias.